Un estudio llevado a cabo por investigadores de distintas instituciones académicas de Europa y Estados Unidos revela que el partidismo político es la principal razón por la que la gente cree y comparte información errónea o desinformación. En la investigación participaron Sacha Altay, de la Universidad de Zúrich; Manon Berriche, del médialab de Sciences Po París; Hendrik Heuer, del Instituto para la Gestión de la Información de Bremen; Johan Farkas, de la Universidad de Copenhague; y Steven Rathje, de la Universidad de Nueva York. Los expertos entrevistaron a 150 especialistas académicos en desinformación para identificar áreas de consenso.

En concreto, según las conclusiones de la investigación, un 96% de los expertos consultados en la investigación sostiene que el partidismo es una razón clave por la que las personas comparten información incorrecta. Además, un 93% también concuerda en que este sesgo político es fundamental para entender por qué la gente cree en la desinformación.

Pero el partidismo, aunque es la principal razón de que uno se crea la desinformación y la comparta, no es la unica. Otros factores, como la identidad personal, el sesgo de confirmación y la falta de confianza en las instituciones, también recibieron niveles significativos de acuerdo entre los expertos, con porcentajes que oscilan entre el 73% y el 93%.

La exposición reiterada a la desinformación, la falta de atención, la ausencia de reflexión cognitiva y la insuficiente alfabetización digital y mediática fueron otros elementos destacados, aunque con menor consenso, que se sitúa entre el 54% y el 84%.

La investigación revela también que hay un consenso relativo sobre el rol negativo que las redes sociales desempeñan en la propagación de noticias falsas. Un 79% de los expertos coincidió en que las plataformas digitales han exacerbado el problema de la desinformación.

Otro de los hallazgos más destacados es que un 65% de los expertos piensa que las personas están expuestas a más puntos de vista contrarios en línea que fuera de ella. Contrariamente a la creencia popular de que las redes sociales actúan como cámaras de eco, estos datos sugieren que Internet podría ofrecer una diversidad de opiniones.

La velocidad con la que se difunde la desinformación también es un tema de debate.  El 53% de los expertos cree que “las falsedades generalmente se difunden más rápido que la verdad en las redes sociales”. El mismo porcentaje sostiene que las personas sí pueden distinguir entre la verdad y la mentira, lo que pone en tela de juicio la eficacia de las estrategias de verificación de hechos.

El estudio pone de relieve que entre los expertos no hay consenso en cuanto al impacto de la desinformación en los resultados de las elecciones de EE. UU. de 2016. Un 40% de los expertos cree que la desinformación jugó un papel decisivo, mientras que un 39% discrepa de esta afirmación. La división es más evidente entre psicólogos y politólogos: mientras que el 54% de los psicólogos considera que la desinformación fue determinante, un contundente 73% de los politólogos rechaza esta idea.

Los expertos consultados coinciden en que las intervenciones actuales contra la desinformación, como la alfabetización mediática y la verificación de hechos, serían efectivas si se adoptaran de manera más amplia. Abogan por cambios en el diseño de las plataformas, cambios algorítmicos, moderación de contenido, acciones contra actores prominentes que difunden desinformación y regulaciones más estrictas.

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