Juan Pedro Valentín, en una imagen de un vídeo para el periódico Infolibre, en 2020.

Juan Pedro Valentín, ya ex director de Nius, ha compartido sus reflexiones sobre lo que ha supuesto el periódico de Mediaset, que ha bajado definitivamente la persiana tras cuatro años de vida. Más que una carta de adiós, las palabras de Valentín son una llamada a la reflexión sobre la esencia del periodismo y los desafíos que este afronta en un mundo cada vez más saturado de información.

Nacido como un experimento, Nius fue el primer periódico hecho por una redacción especializada en informativos de televisión, que aprendió a adaptarse al mundo digital “en tiempo récord”, según palabras del propio Valentín. De la ilusión inicial y los nervios de los debutantes, el equipo de redactores se formó y evolucionó, enfrentándose a eventos como la sentencia del procés, elecciones generales y una pandemia.

“Nos lanzamos -explica Valentín- a conocer el editor, a manejar el Photoshop, a entender las redes sociales, a titular, a hacer portadas, a programar artículos, a escribir para más de un minuto de vídeo… Y nada más empezar, se hizo pública la sentencia del procés y se incendió Cataluña con durísimos enfrentamientos; luego se repitieron unas elecciones generales y se formó el primer Gobierno de coalición y llegó una pandemia. Como dijo Cecil B De Mille, empieza con un terremoto y de ahí para arriba”.

Periodismo de datos y credibilidad

Juan Pedro Valentín resalta el valor de un periodismo basado en datos, en contraposición a las tendencias actuales que amenazan con trivializar la profesión. “En este tiempo -explica- hemos tratado de hacer un periodismo que no sé si está pasado de moda: hemos intentado no insultar a nadie, no ser parciales, acudir al dato como principal argumento, entender lo que no sabíamos para poder explicarlo, evitar defraudar al lector con titulares tramposos, no dar nuestra opinión sino nuestra información… Seguro que hemos fracasado más de una vez en esas intenciones y por ello les pedimos disculpas, pero ya saben que el único que no yerra es el que no lo intenta”.

Valentín es consciente de la efímera naturaleza del periodismo y de la rapidez con que las noticias cambian. “Las noticias de hoy mueren a manos de las de mañana”, escribe, destacando la importancia de adaptarse al entorno y seguir defendiendo el papel crucial de la profesión, a pesar de que vive “una crisis de identidad anegada por el exceso de comunicación”.

Valentín también destaca el problema de la credibilidad en la era moderna, un tema que está en el centro de muchas discusiones sobre el futuro del periodismo. Con el auge de las redes sociales y la proliferación de “influencers”, la confianza en los medios tradicionales ha disminuido, algo que reflejan continuamente las encuestas e investigaciones, como el último informe del Instituto Reuters sobre la situación del sector.

La credibilidad es lo que separa al periodista del influencer, según Valentín. Mientras que cualquiera puede generar contenido y concitar atención, el deber fundamental del periodista es proporcionar información precisa y verificada.

“Lo que contamos los periodistas tiene que ser verdad. Es una premisa simple. Si no es verdad o no sabes si lo es, no lo cuentes. Parece fácil, ¿no? Pues no hay nada más complicado en estos tiempos. Hay demasiadas tentaciones alrededor del periodismo para que algo tan sencillo no se lleve a efecto: las prisas, la presión, las presiones, las filias, las fobias, la precariedad… No todo es culpa de la profesión. A veces es difícil encontrar una verdad entra tanta maraña de intereses fomentada por miles de personas dedicadas a despistarte”, concluye.

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